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Voces

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Una tarde calurosa de marzo, una mujer se preguntaba qué nuevo rumbo podría tomar su vida mientras aguardaba el colectivo. Una vez allí, se concentró aún más en definir ciertas cuestiones que, hacía un tiempo, le estaban quitando el sueño. El hombre que ella deseaba tener a su lado era todavía una incógnita, sin embargo, nunca había perdido las esperanzas. Su casa era, todavía, un caos ya que recién se había mudado, pero nada le resultaba más que aquella sensación de independencia. De cualquier manera, religiosamente todas las tardes, cuando regresaba del trabajo, la envolvía un vacío que no lograba comprender. Una vez recostada en su cama, sin darse cuenta, empezó a ver todo con claridad. De repente, tuvo el presentimiento de que debía hacerlo, era ahora o nunca; por lo que, de un salto se levantó, juntó su dinero y se dirigió a la estación de colectivos para sacar un boleto sólo de ida: visitaría a una persona que, tal vez, pudiera darle las respuestas que buscaba.

Por: Emilia M., 2010

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